jueves, 19 de mayo de 2011

NADA QUE UN HOMBRE HAGA LO ENVILECE MÁS QUE EL PERMITIRSE CAER TAN BAJO COMO PARA ODIAR A ALGUIEN



El odio hacia otra persona aún sabiendo que somos hermanos genera sentimientos peligrosos que llevan  hacia acciones erradas que atentan contra la integridad del otro, es así como el color de la piel toma una  trascendencia tal que se convierte en motivo alarmante de discordia e intolerancia, movidos por la discriminación racial, el hombre se envuelve en un periodo esclavista y vehemente hacia los demás, principalmente hacia los negros.

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